REZADORA DE FINADOS
La fé de una mujer,
habla con la
muerte,
despierta a los hombres
que en la eternidad duermen.
Alabanzas de vida,
levanta cuerpos
inertes,
de su esférica morada
que cubren hojas de plátano.
Oraciones de la señora
hacen moldear su juicio
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Tía Virginia (izquierda) después de rezar en el altar de Madrina Vargas (derecha). Finados del año 2006. |
con la esencia de copal
y perfume de las flores.
La dama de hipil blanco
forma con sus cantos,
ojos que ahora miran,
velas para su camino.
La plegarias continúan,
brazos y piernas
dibujan
usa piel de mandarina
y comienzan a moverse.
Los espíritus murmuran
pero hablar, no pueden
con letanías de la dama,
sus fauces son formadas.
El almibar de papaya
y coco azucarado
regalan una lengua
para fervorosa homilía.
Los intangibles cuerpos,
escuchar cantos, no pueden.
Las súplicas de la mujer,
hacen que el fruto de la vid
forme pabellones,
que la música atraviesa.
Termina el rosario,
las ánimas se manifiestan
su piel es de chocolate
con aroma de canela.
El altísimo observa
sobre un cielo bordado,
les regala un corazón
que sólo de amor late.
La mujer maya se despide,
frente a otra fiel devota,
amabilidad inmensa
que en el saludo invoca.
“Ya me voy, gracias comadre”
las ánimas agradecen
saben que cuando reza
su vida nunca muere.
1 de noviembre de 2016.
Playa del Carmen, Q.R.
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